Los desastres naturales son difíciles de asumir para cualquier adulto. Terremotos, huracanes, volcanes, incendios, tornados, tsunamis e inundaciones aparecen de forma asidua en los informativos de las televisiones y se convierten en un tema de conversación presente en las reuniones familiares. El impacto visual de estas noticias puede influir profundamente en los niños, provocándoles estrés, ansiedad y miedo.
Las reacciones emocionales de los niños a estos estados pueden variar dependiendo de su caracter, su edad, sus experiencias, su personalidad y la inmediatez del desastre. Estas reacciones pueden pasar por una profunda tristeza, una gran sensación de pérdida de control y estabilidad y conductas muy exigentes en lo referente a seguridad, alimentación o higiene.
Ellos viven un proceso de duelo, con las mismas fases que un adulto:
- Fase de negación. El niño no admite la idea de la experiencia, llegando a negarla.
- Fase de ira
Se admite la experiencia,que es real y que se ha vivido, pero se protesta y surge el resentimiento. El niño puede preguntarse ¿por qué ha tenido que tocarme a mi?. Se denomina fase de ira porque el niño proyecta toda su ira en su entorno inmediato. - Fase de negociación
El niño ya ha aceptado la idea de la experienica y está dispuesto a cualquier cosa para ayudar a subsanar las conseuenias de la misma. A veces nos encontramos con esfuerzos heroicos para un niño y que tienen poca repercusión en su entorno porque los adultos no lo identifian o valoran como tal y el niño experimenta una profunda frustración. - Fase de depresión
Aparece como producto de esa frustración - Fase de aceptación
El niño deja ya de luchar contra la experiencia, y aunque le acompañe un sentimiento de tristeza por algún tiempo tiene necesidad de volver a crear rutina y arraigo en su nuevo entorno.
Para los niños, dibujar es la mejor forma de expresar lo que no saben decir con palabras y/o también lo que considerán que “estaría mal decir”.
Observar sus dibujos ayudará a obtener información sobre sus sentimientos, miedos, afectos y personalidad.
Los dibujos nos ofrecen pistas más fiables sobre sus sentimientos, personalidad, miedos y, afectos. Ellos no saben explicarlos y nosotros, a menudo, no sabemos interpretar sus señales.
Los dibujos nos ofrecen pistas más fiables sobre sus sentimientos, personalidad, miedos y, afectos. Ellos no saben explicarlos y nosotros, a menudo, no sabemos interpretar sus señales.
En general, en todos los dibujos infantiles hay elementos positivos y otros preocupantes. Son buena señal los colores pasteles y claros, figuras sonrientes, líneas onduladas y acciones positivas como jugar o divertirse. En cambio, deben preocuparnos los tonos oscuros, sobre todo el negro; rasgos puntiagudos, objetos como armas o cuchillos y las expresiones de rabia, agresión o llanto.
Está claro que, la edad de los niños es determinante en la expresión de sus emociones a través del dibujo; es recomendable hacer un seguimiento de lo que dibuja habitualmente, cuales son sus colores favoritos, los objetos que repite, sus tendencias más marcadas, entre otras.
Los dibujos podrían parecer todos iguales, pero hay sencillas pistas que arrojan información importante y nos enseñan a comprenderlos mucho mejor:
- La zona de la izquierda representa el pasado, el apego a la madre, la introversión. Si siempre dibuja ahí, podría tener muy presente un hecho que vivió (sea feliz o no).
- El lado derecho simboliza el futuro, el apego al padre, la extroversión, la autoridad. Para los que dibujan siempre ahí, el futuro es la esperanza, la promesa… o bien el escape del presente.
- El centro es el ahora. Si lo elige, está abierto a lo que ocurre a su alrededor, no siente preocupación por el pasado ni el futuro.
- Las líneas curvas son las favoritas de niños dulces, sensibles y tranquilos, pero su exceso puede indicar inmadurez. Los pequeños más realistas, con iniciativa y no muy emotivos eligen líneas más rectas y ángulos.
- Las formas grandes indican seguridad: el niño se afirma, ocupa su lugar. Pero también puede ser una forma de compensar: creer que no se le presta la atención que merece, y con el dibujo se hace ver.
- Los dibujos pequeños son propios de niños serenos, seguros, que no compiten. Si son demasiado pequeños, puede que se sientan poca cosa, sean muy solitarios o tengan miedo de crecer.
Además de observar qué dibuja, hay que observar cómo lo hace.
- ¿Cómo sostiene el lápiz? Si lo hace de forma relajada, indica una motricidad libre y tranquila. Una postura forzada es síntoma de tensiones internas.
- El trazo puede ser seguro (soltura en el movimiento, libertad para explorar) o tembloroso (señala algún miedo, tal vez a la desaprobación o al reproche de los mayores).
- La presión también es significativa. Un trazo apenas perceptible indica una naturaleza sensible. El trazo muy marcado habla de vitalidad, necesidad de espacio, incluso agresividad.
En cuento a los colores, en general, los tonos cálidos (rojo, naranja, amarillo) son los favoritos de los niños extrovertidos, alegres, exigentes, que buscan llamar la atención e incluso pueden ser muy egocéntricos. Los colores fríos (azules, verdosos) indican un comportamiento social adecuado. Con más detalle:
- Azul: calma, serenidad, ausencia de competencia. Si domina, indica gran autocontrol. Pero si está muy presente (lago, agua, mar) podría ser señal de que presenta una enuresis y debemos indagar....
- Verde: equilibrio, tranquilidad, esperanza. Si domina, hay riesgo de pereza e inhibición.
- Rojo: energía, vitalidad, excitación, pasión, valor. Si domina: hostilidad, agresividad y tendencia a la ira que no sabe cómo canalizar.
- Amarillo: adaptación, energía, dinamismo, apertura, intuición. Si domina, posible relación difícil con la figura paterna o existencia de tensiones dentro de la familia.
- Violeta: tristeza inquietud, idealismo, pudor. Si domina, posible presión excesiva de los padres relacionada con responsabilidades, lo que genera una sensación de no satisfacer sus expectativas.
- Marrón: seriedad, amargura, intolerancia hacia los conflictos, prudencia, pies en la tierra. Si domina, puede indicar responsabilidad prematura y tendencia a un autocontrol o rigidez excesivos.
- Negro: vida interior rica, miedos, ansiedad, pudor, melancolía, sufrimiento. Si domina, puede ser síntoma de un gran sufrimiento que no expresa.
Mediante concursos y exposiciones públicas, los niños de todo el mundo se comunican a través de dibujos para decir lo que piensan sobre las catástrofes. Aquí ofrezco algunas ideas
1. Dibuja una catástrofe reciente
¿Qué dicen estas pinturas?
Para tus compañeros y para ti
¿Has asistido a algún desastre últimamente? Dibuja lo que has visto, y coméntalo con tus compañeros.
2. Dibuja una catástrofe que podría pasarte
3. Dibuja de qué manera se consigue la seguridad
Para tus, compañeros y para ti
Observa los dibujos que has hecho de una catástrofe que podría ocurrir en tu región. Ahora haz un dibujo de lo que podrías hacer para mantener tu propia seguridad, la de tu familia y la de tu casa en caso de catástrofe.
Otros medios para hablar sobre las catástrofes por medio del dibujo.
1. Dibuja una historia que cuente una catástrofe. ¿Cómo se produjo la catástrofe, qué hizo la gente? ¿Qué hubieras hecho tú? Exponlo en clase.
2. Haz un mural - un gran dibujo realizado por tus amigos y por ti. Hablad primero de lo que queréis expresar en él. Después asegúrate de colocarlo en un lugar donde mucha gente pueda verlo.
3. Forma un libro de dibujos con tus compañeros sobre una catástrofe reciente.
Muestra lo que la gente hizo antes, durante, y después de la catástrofe.
Muestra lo que la gente hizo antes, durante, y después de la catástrofe.
Pide a tu profesor que muestre vuestros dibujos en la biblioteca, el mercado, los escaparates de las tiendas, la plaza - o en cualquier otro lugar en que tus parientes, amigos y vecinos puedan verlo y hablar de ello.
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