miércoles, 8 de diciembre de 2010

EL INTENTO DE LO ECLÉCTICO...

EL INTENTO DE LO ECLÉCTICO...






O DE LA ADECUADA FUNCIÓN DE LA IGNORANCIA…

Cuando recibo un paciente, tenga éste la edad que fuere, tengo una sola certeza acerca de él,  es el saber que “lo ignoro todo”.
                   
Se nos suele decir que cada sujeto frente a nosotros es un nuevo desafío. No es este el modo que me complace pensar el abordaje  de un  sujeto que en calidad de “paciente” viene a entregarme su confianza, su miedo, su incertidumbre, su esperanza  o su bronca. Elijo entonces pretender que es “tarea”, aprendizaje e intento. Partir de esa ignorancia me salva de la soberbia de creer que sé…aunque las cosas que necesito para conocerlo pueda saberlas desde el encuadre teórico.
              
Quizás desde este lugar es que determino el “cuidado del otro”. Cuidarlo de mí, de mi ignorancia, de mis preconceptos.
             
Quizás es por esto que elijo claramente un modelo de trabajo que contemple al sujeto como lo que es, alguien con un mundo interno, inmerso en un mundo externo y con herramientas o sin ellas para manejarse en uno u otro y entre ambos. Desde esta óptica es fácil ubicarse en el terreno de las neurociencias y de la salud mental para encontrarse con los medios para empezar a conocer al paciente en toda su extensión.
          
Determinar un diagnóstico exige un compromiso de investigación, de búsqueda, de opciones. Cuánto más abierto esté mi abanico, mayores posibilidades de entender y poder generar estrategias de cura voy a poder tener.
  
Entonces…    ¿QUE HAGO?
                                                               
…Indago de la manera más completa…
En un primer momento, en función de la edad del paciente,  determino una batería  que incluya todas las áreas. Emocional, Intelectual, Madurativa, Social y Familiar.  Incorporo una batería neuropsicológica que me permita observar el rendimiento de sus funciones cognitivas.

En un segundo momento, o cuando la observación clínica y los resultados que voy obteniendo me lo indiquen, agrego exámenes más específicos 

Pueden ser neurolingüísticos, de inteligencia sin intervención del lenguaje o la motricidad, de ampliación de una o más funciones cognitivas, observación del modus operandi familiar en el domicilio si se trata de un niño, o aquello que fuere necesario para “ese” paciente.

Marco la posibilidad de hacer interconsultas con los profesionales que no formen parte de mi equipo, como por ejemplo, pediatras, fonoaudiólogos o especialistas y las solicito.

Observo al sujeto en situación individual y grupal. Trabajo con su familia,  hago un relevamiento de los antecedentes de todo el grupo. Reviso la historia del sujeto.

…Y si…a esta altura ya entendieron por qué no creo que un diagnóstico pueda ser hecho en 4 sesiones…

De todos modos, considero que lo hago por escaparle a la ignorancia que pueda perjudicar a otro… a, por ejemplo, diagnosticar una histeria sin saber que un tumor en el hipocampo presenta idénticas manifestaciones y no produce otro síntoma hasta que no está muy avanzado…  O pretender neurorehabilitar el lenguaje en un Síndrome de Asperger sin comprender que la carencia está en su estructura psíquica, en la cadena de significantes carentes de significado, en la escasez del “tesoro de los significantes”… Y poder discernir que la pequeña caratulada como ADD era en realidad una niña hipoacúsica con síndrome de Klippel Feil .

Necesito aclarar que todo esto no es bueno hacerlo solo. Y no me refiero exclusivamente a la supervisión, sino más claramente al equipo. Distintas personas, profesiones compatibles, miradas complementarias. Todo eso genera un marco de comprensión amplia, un beneficio mayor para el paciente.
    
Entre todos llegamos al diagnóstico, armamos el circuito terapéutico, formulamos objetivos, definimos estrategias, y luego, con todo encarpetado nos vamos en busca de la supervisión institucional.
                                                  
Y cada jueves, con el café de los compañeros y mi mate, iniciaremos la supervisión semanal, donde veremos cómo va, como sigue, que necesitamos aprender, cambiar, conservar… y al terminar, arrancamos de nuevo.

Lic. Elena Castro González

Leí este maravilloso discurso en la página que Génesis Neurociencias tiene en Facebook. Mi profesión no es la neurología, soy pedagoga y psicopèdagoga, hago psicoterapia y cuando tengo sentado/a frente a mi a cada un/una  paciente/cliente/usuario/estudiante nuevo/a paso por las mismas disertaciones que expresa magistralmente Castro González en él....

Me pareció imperdible para todos aquellos que trabajamos con personas como para resistir la tentación de no compartirlo con quienes me leen.

Quizá ahora entiendan cuando digo que soy o intento ser ecléctica en mis posiciones....

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